Yo creía que el mundo se acababa con esa ruptura, que no iba a ser feliz nunca más, y no me quería levantar de la cama si no iba a poder verle ese día.
Era mi primer novio, solo teníamos 17 anos cuando empezamos, y yo ya creía que era el chico de mi vida. Confiaba plenamente en el, fueron tres anos de felicidad, con sus altos y sus bajos, pero fue una nueva etapa de mi vida muy bonita. Hoy en día no la recuerdo así, debido al final y a los acontecimientos que ocurrieron después. “El tiempo lo cura todo ya veras” me decía mi madre, y si, es verdad, no hay frase que sea más verdad que esa, pero el tiempo pasa muy despacio cuando no eres feliz.
Entonces a los días apareció “el”. Ya estaba en mi vida, pero como amigo, aunque siempre habíamos tenido una conexión especial, aunque esa conexión también la tenía con “otras” personas. Habíamos ido juntos a clase durante dos anos, nos lo pasábamos súper bien, y aun recuerdo los buenos ratos en las cenitas de clase, que recuerdos! El me “lanzaba sus miradas” las cuales yo ni notaba, ya que estaba felizmente enamorada, en mi pequeña burbujita.
Enseguida después de mi ruptura empezamos a quedar mas, yo me sentía un poco mejor de tener a un confidente chico, ya que todas mis amigas eran chicas, y era otro punto de vista, claro el que el me quería hacer ver para que yo fuera poquito a poquito a su terreno, y así atraparme en sus brazos y no dejarme escapar porque ya seria demasiado tarde.
Pues eso pasó, nuestras quedadas empezaron a ser “mas intimas” y poquito a poquito yo me empecé a ilusionar de nuevo, con sus mensajes picaros, con sus llamadas, con nuestras quedadas…
Al cabo de unos meses yo quería un poco más, quería vernos más de una vez por semana, quería que quedásemos con más gente, quería conocer a sus amigos, que conociera a los míos, pero siempre había buenas excusas para esas cosas. Yo quería que me cogiera de la mano por la calle, que me besara en la calle y me demostrara que era “algo mas que una amiga”. Al final yo ya estaba cansada, sabía que me era infiel, lo sabia! Y yo le fui infiel, si se puede llamar así, ya que a los ojos de todo el mundo, no éramos más que “amigos fuertes”. Paso un ano, y todo seguía igual, el era muy celoso, y yo lo sabia, nunca nos dijimos a la cara que éramos infieles, pero yo sabia que cada cierto tiempo el estaba con mas chicas, pero no podía dejarle por completo. Hubo varios intentos pero me tenía cogida, impregnada con su esencia de la que no me podía librar. El final fue bastante triste y casi increíble, aunque hoy en día eso me enseño muchas cosas en la vida, y no me arrepiento de nada.
Fue mi amiga, ella me dijo que tenia que contarme algo, que le había visto en la joyería de su amiga con una chica comprando unos anillos grabados con sus nombres y con unas fechas que eran de casi un ano antes de que empezáramos. Yo decía que eso no podía ser, que no podía ser verdad, pero ella no se lo estaba inventando. Yo sabia quien era “ella” ya que el me había hablado de ella, de que habían tenido algo y lo habían dejado antes de que el empezara a “quedar” conmigo, porque no funcionaba, pero que seguían siendo amigos, incluso ella le llamo en alguna ocasión cuando estábamos tomando algo, pero yo nunca sospeche esto.
Quede con el como si nada, se lo dije, lo de los anillos y las fechas, se puso casi a llorar diciendo que le había defraudado, que como podía creer eso, que no se esperaba eso de mi. Así que al día siguiente con una de mis amigas me fui directa a donde ella trabajaba, eran unos conocidos grandes almacenes muy grandes, con varios pisos, y la única información que tenia era su nombre (sin apellidos) y donde solía trabajar, así que después de unas horas andando por todos los departamentos e intentando coger pistas de donde podría estar ahora la encontré, le pregunte si estaba saliendo con el y me dijo que si, eso fue todo lo que yo necesitaba, ella me pregunto que porque le preguntaba eso, y yo que estaba sin palabras en ese momento no pude responder, mi amiga le dijo que eso se lo preguntara mejor a su novio. Le llame sin pensarlo y le dije que era un cabron, que esta en el trabajo de su novia y me lo acababa de confirmar, el me dijo que como me había atrevido, que si había hablado con ella, que como le había podido hacer eso a el. Yo me moría…
Luego recuerdo que me mando un sms diciéndome que lo sentía, que si, que era un cabron.
Lo único que se de el después de esto es que el verano pasado iba yo tan tranquila paseando con Sam por carrefour (estábamos en España), cuando me llego un mensaje de el (yo ya no tenía su número pero lo recordaba), en el mensaje simplemente ponía:
“el rojo te sigue sentando muy bien”.
Yo ni le conteste, no merecía la pena, y tampoco podía expresar en un mensaje lo que sentía en ese momento, entre indiferencia y rabia a la vez.
Bueno, simplemente me apetecía compartir esta experiencia tan personal con vosotros.